Torres de petróleo en Orange County, 1928 (CC Orange County Archives via Wikimedia Commons) |
El petróleo que hoy es preocupación cotidiana fue una curiosidad poco relevante durante la mayor parte de la historia humana. Manaba naturalmente de la tierra o se filtraba a lagos y ríos, un material con pocos usos.
Cierto, se podía quemar, con un olor bastante peor que el de otros aceites, como el de oliva. Pero el petróleo –el “aceite de piedra”– se empleaba principalmente como remedio, y la brea se usaba para calafatear o impermeabilizar embarcaciones. La Biblia cuenta que el alquitrán se usaba cemento en la antigua Babilonia, y ateniéndonos a lo que relata el libro del Génesis en su capítulo 11, el alquitrán fue el adhesivo o cemento usado en la supuesta construcción de la Torre de Babel.
Heródoto menciona en el 450 antes de la era común un pozo en Babilonia que producía sal, betún y petróleo, mientras que Alejandro Magno usó antorchas empapadas en alquitrán petróleo para asustar a sus enemigos. Alrededor del año 100 de nuestra era, Plutarco habla de petróleo que sale burbujeando de la tierra cerca de Kirkurk, en lo que hoy es Irak, país desolado por una guerra en la que el petróleo juega un papel relevante. Y en China, en el siglo IV de nuestra era, se utilizó para quemarlo y evaporar agua salada para obtener sal. Allí se perforaron los primeros pozos, de hasta 250 metros, para obtenerlo.
El petróleo ni siquiera protagonizó la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX, sino que lo hizo el carbón, otro combustible fósil que sustituyó a la madera para obtener el vapor que movió la naciente industria. El carbón se procesó también para gasificarlo y purificarlo, permitiendo que se usara en la iluminación con gas que a principios del siglo XX permitía la vida nocturna en las grandes ciudades de Europa y EE.UU.
El petróleo por su parte empezaba a desarrollarse a partir de 1853, cuando el científico polaco Ignacy Lukasiewicz creó la destilación del petróleo para obtener queroseno, que antes se obtenía del carbón. Lukasiewicz inventó además la lámpara de queroseno, que era limpia, fácil de usar y de poco olor comparada con sus antecesores. Ambos avances impulsaron la aparición de explotaciones petroleras en todo el mundo, junto con las grandes fortunas y los grandes monopolios.
Desde mediados del siglo XIX hasta el siglo XX, los productos obtenidos del petróleo mediante la destilación fraccionada se multiplicaron: combustibles gaseosos como el propano, combustibles líquidos (desde el gasavión y la gasolina hasta el diesel, los lubricantes, el ácido sulfúrico, el alquitrán, el asfalto y el coque de petróleo, hasta los productos petroquímicos).
El salto del petróleo a la primera fila de la atención mundial fue el desarrollo del motor de combustión interna o motor a explosión. En 1886, Karl Benz patentó el motor de cuatro tiempos con el que empezaría a producir sus automóviles, seguido por numerosos ingenieros que perfeccionaron, ampliaron y desarrollaron la idea del automóvil y el motor.
Y de la mano del automóvil, el avión nacido en 1905 y las refinerías, el petróleo empezó a apoderarse, literalmente, del mundo. Los autos exigían carreteras en condiciones (asfaltadas... con petróleo), y gasolina y aceite (del petróleo), así como los aviones que demandaban igualmente combustibles procedentes del petróleo, nace la petroquímica.
Los productos no combustibles del petróleo, como el propileno, el etileno, el benceno y el tolueno dieron origen a la industria petroquímica y multiplicaron el valor comercial del petróleo y el hambre del mismo que fue desarrollando nuestro mundo. El petróleo se convirtió así en plásticos de gran utilidad, fibras artificiales como el nylon, el rayon o el poliéster que sustituyen al menos en parte al algodón, el lino y otras fibras naturales, empaques baratos y multitud de productos más.
Las desventajas, sin embargo, siempre estuvieron presentes. La contaminación ocasionada por la combustión de la gasolina, el diesel y otros combustibles del petróleo, así como por los desechos de los lubricantes, ha sido uno de los principales problemas de los últimos 100 años, exigiendo mejores fórmulas y diseños para paliar el daño que causan.
Los maravillosos plásticos, a su vez, tienen también su lado oscuro. Además de que su biodegradación puede tardar siglos, su combustión puede emitir emanaciones sumamente venenosas, y los procesos de producción conllevan también la emisión de contaminantes nocivos para el ambiente y la salud de personas y animales.
Sin embargo, el problema no durará mucho, porque el petróleo se agotará en algún momento determinado. Según distintos cálculos, esto podría pasar ya en 2057 o hasta 2094, dependiendo de nuestra capacidad de conservar este recurso y del descubrimiento o no de nuevas reservas. Hoy en día, las reservas mundiales de petróleo se calculan entre 1,4 y 2 billones de barriles (millones de millones), mientras el consumo diario de petróleo en el mundo es de alrededor de 84 millones de barriles.
Nosotros, o nuestros descendientes inmediatos, deberemos enfrentar el fin de la era del petróleo en nuestro planeta. Lo que pueda pasar entonces está totalmente abierto a especulaciones, desde las de los más pesimistas, que esperan un desastre apocalíptico al abatirse la producción y transporte de alimentos, hasta los optimistas que confían en que algo pasará que resuelva el problema, ya sea un aumento en la conciencia pública o un avance de la ciencia.
Sin embargo, sabemos que el petróleo se agotará, y en el momento en que la producción diaria sea menor que el consumo diario (lo que significaría que día a día se iría creando una escasez de petróleo) empezará un largo proceso de destete. En él, esperamos que el desarrollo de formas de energía más limpias, renovables y accesibles, jugará un papel fundamental.
Pero no lo sabemos. Y por ello todos los esfuerzos de conservación son útiles y recomendables. La humanidad ha vivido más de un siglo sin precedentes sumida en las contradicciones del petróleo. Y tendrá que hacerse a la idea de que esta fiesta, cuando menos, tiene horario de cierre.
El fósil que nos mueveSolemos referirnos al petróleo y al carbón como “combustibles fósiles" debido a que eso son precisamente. El petróleo se ha formado a partir de los cuerpos y restos orgánicos de plantas y animales que vivieron hace millones de años y que se hundieron en el fondo del mar. Enterrados bajo kilómetros de arena y sedimentos, atrapados en roca no porosa y sometidos a enormes presiones y temperaturas, un pequeño porcentaje de estos restos orgánicos se desintegró en compuestos formados por átomos de hidrógeno y carbono, los hidrocarburos. |