Trofim Denisovich Lysenko (imagen D.P. Sovfoto vía Wikimedia Commons) |
Hijo de campesinos ucranianos, Lysenko estudió en el Instituto Agrícola de Kiev para luego trabajar en una estación experimental agrícola. Allí, en 1927, anunció un método para obtener cosechas sin fertilizantes y dijo que podía obtener una cosecha invernal de guisantes. El diario oficial soviético Pravda elogió sin límites a este “científico campesino” como prototipo de héroe soviético.
Lysenko sabía poco de herencia y genética, pero creía que los organismos cambiaban su genética de acuerdo al medio ambiente, siguiendo la teoría lamarckiana.
Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) fue uno de los primeros proponentes de la evolución de las especies, pero pensaba que su mecanismo era que los caracteres adquiridos podían heredarse. Por ejemplo, cortarle las orejas a un perro adulto haría que su descendencia naciera con orejas cortas. Los experimentos demostraron que esto no ocurre, y pronto Charles Darwin propuso una teoría correcta, basada en la variación genética natural de los seres vivos.
De vuelta en Ucrania, y junto con el filósofo I. Prezent, Lysenko desarrolló sus ideas como un rechazo a la genética de Mendel, “capitalista y burguesa”. Para los dirigentes soviéticos, no era cuestión de verdad o falsedad, sino de tener bases para asegurar que los cambios que experimentara la clase trabajadora definirían fatalmente el futuro.
Las afirmaciones exageradas de Lysenko sobre su capacidad de obtener cultivos abundantes y en clima adverso, y sus afirmaciones sobre híbridos absurdos (llegó a afirmar podía hacer que plantas de trigo produjeran semillas de centeno y cebada) entusiasmaron a Stalin tanto como la capacidad retórica de Lysenko. Para los científicos, sus posiciones voluntaristas y poco rigurosas resultaban casi risibles, pero dejaron de serlo cuando se vieron acompañadas de un inmenso poder político.
En 1929, Stalin declaró que se debía privilegiar la "práctica" por sobre la "teoría", donde la visión del partido era más importante que la "ciencia", y que ir al campo y hacer cosas (aunque fueran inútiles o descabelladas) era mejor que estudiar cosas extrañas en un laboratorio. Esto se ajustaba a Lysenko como un guante, y los críticos de Lysenko empezaron a enfrentar crecientes acciones de censura.
Cuando en 1935 fue puesto al frente de la Academia de Ciencias Agrícolas de la URSS, Trofim Lysenko empezó una larga purga de científicos de ideas “incorrectas” o “perjudiciales”.
El más importante biólogo soviético y padre de la genética rusa, además de feroz crítico de Lysenko, Nikolai Vavilov, murió de hambre en las cárceles de la policía política, la NKVD, en 1943, después de tres años de confinamiento por orden de Lysenko. La genética desapareció como disciplina en la URSS y la biología, la herencia y la medicina se vieron contaminadas con las ideas descabelladas del Lysenko.
Pronto, en las escuelas soviéticas se enseñaban cosas como: el gen es una parte mítica de las estructuras vivientes que en las teorías reaccionarias, como el Mendelismo-Veysmanismo-Morganismo, determina la herencia. Los cientificos soviéticos bajo el mando de Lysenko probaron científicamente que los genes no existen en la naturaleza.
Tales pruebas eran, por supuesto, imaginarias. Las teorías de Lysenko eran producto de la filosofía política y no de la práctica de la ciencia. Y sus técnicas se aplicaban por decreto, obligatoriamente, en el campo soviético y sin haberlas probado científicamente. Esto, junto con la colectivización forzada del campo que implantó Stalin, ocasionó hambrunas varias.
Nada de esto impidió que Lysenko siguiera siendo la máxima autoridad en biología en la Unión Soviética, al menos hasta el 5 de marzo de 1953, cuando murió Joseph Stalin. Durante su reinado, más de 3000 biólogos fueron despedidos, arrestados o ejecutados.
El sucesor, Nikita Kruschev, mantuvo a Lysenko en su puesto, pero al emprender la llamada "desestalinización" para terminar con el culto a la personalidad de su predecesor, y sabiendo, como campesino que era, que pese a la propaganda oficial, las ideas de Lysenko no habían beneficiado la agricultura soviética, abrió la posibilidad de tolerar las críticas al todopoderoso agrónomo.
Mientras decaían en la URSS, las ideas de Lysenko fueron adoptadas por el gobierno chino. Mao llamó "El Gran Salto Adelante" a la implantación del lysenkoísmo y la colectivización forzosa del campo con el mismo resultado amplificado: la terrible hambruna china de 1958-1961 que mató a entre 30 y 40 millones de personas, más de los que había perdido la URSS en la Segunda Guerra Mundial.
En 1961, algunos miembros del gobierno chino se rebelaron a las ideas de Mao y ordenaron el abandono de sus políticas en diversas provincias, deteniendo la hambruna. Un año después, tres físicos soviéticos proclamaron que el trabajo de Lysenko era falsa ciencia.
Lysenko fue destituido, pero no se le criticó oficialmente sino hasta que Kruschev fue retirado del poder en 1964, y una comisión oficial fue a investigar su granja experimental, demostrando su total falta de rigor y seriedad científica.
Ese año, el físico nuclear Andrei Sakharov, hoy Premio Nobel, dijo en la Asamblea General de la Academia de Ciencias que Lysenko era: responsable del vergonzoso atraso de la biología soviética y de la genética en particular, de la divulgación de visiones seudocientíficas, de aventurerismo, de la degradación del aprendizaje y por la difamación, despido, arresto, incluso muerte, de muchos científicos genuinos.
El daño hecho por Lysenko, visto a la distancia del tiempo, fue quizá el ejemplo más aterrador del peligro que corremos todos cuando la política pretende decretar la ciencia en lugar de utilizar y entender la ciencia real.
Stanislav Lem y LysenkoEn la universidad Jagielloniana de Polonia, a fines de la década de 1940, el estudiante de medicina Stanislav Lem llegó a satirizar al agrónomo soviético en una revista. Así, cuando tuvo que presentar su examen final como médico, sus principios le impidieron dar las respuestas "correctas" consagradas por el Lysenkoísmo oficial soviético. Ya que no podía recibirse como médico sin someterse a Lysenko, Stanislav Lem procedió a convertirse en uno de los más influyentes y originales escritores de la historia de la ciencia ficción, conocido sobre todo por su novela "Solaris". |