Nadie lo sabe.
Al paso del tiempo, los yacimientos de la Sierra de Atapuerca no sólo nos han ofrecido un creciente conocimiento de la evolución humana, especialmente en Europa, sino que ha sido fuente de constantes sorpresas.
Quizá para entenderlo debamos saber que en Atapuerca no hay un solo yacimiento de fósiles y artefactos humanos, sino varios de ellos, cada uno de los cuales nos ofrece datos de distintos momentos de la historia de nuestra especie. Es decir, no se está excavando un lugar donde hubo un grupo de pobladores (como sería, digamos, la excavación de un poblado romano), sino varios sitios donde a lo largo de 1,4 millones de años vivieron distintos grupos, distintas especies humanas, no de modo continuo, sino sucesivo.
Atapuerca es así como un muestrario de la vida a lo largo de ese período larguísimo.
¿Por qué era atractiva para ellos esta zona? Probablemente por la abundancia de cuevas que podían prestarles refugio. Atapuerca está formada por piedra caliza, es decir, roca que es resultado del depósito o sedimentación de varios minerales, principalmente carbonato de calcio, a lo largo de mucho tiempo. Las rocas de Atapuerca tienen una antigüedad de alrededor de 1,7 millones de años. Una característica de la roca caliza es que el paso del agua en distintas formas crea cavidades en ella, dolinas, galerías y cuevas.
En Atapuerca, el “complejo cárstico”, es decir el conjunto de cavidades de la roca, tiene una longitud de más de 4 kilómetros de galerías.
A fines del siglo XIX, la construcción de un ferrocarril exigió excavar una trinchera en este complejo, que puso al descubierto algunos restos que fueron inmediatemante del interés de los arqueólogos. Pero fue en 1976, cuando se descubrieron algunos restos humanos, que empezó la exploración de la zona en forma sistemática e incesante hasta el día de hoy.
Los yacimientos
La gran dolina es uno de los más famosos puntos de Atapuerca, una cueva de 20 metros de alto que estuvo ocupada en dos momentos distintos.
En lo profundo de la cueva están los restos de quienes la habitaron hace 900.000 años, una especie humana desconocida hasta su descubrimiento aquí entre 1994 y 1995 por parte de dos de los codirectores del yacimiento, Eduald Carbonell y Juan Luis Arsuaga, siendo el tercero José María Bermúdez de Castro. Sus trabajos descubrieron alrededor de 80 fragmentos de huesos de 6 individuos distintos, además de gran cantidad de herramientas de piedra y huesos de animales. Los restos humanos eran distintos de los conocidos hasta entonces, y la nueva especie fue bautizada Homo antecessor, el hombre explorador, una especie derivada del Homo ergaster y que podría ser incluso el ancestro común de nuestra especie y la de los neandertales.
La abundancia de fósiles ha permitido extraer algunas relevantes conclusiones, como la práctica habitual del canibalismo entre estos posibles ancestros humanos,
En un nivel superior, de hace 450.000 años, está el asentamiento de un grupo de Homo heidelbergensis, que se consideran el ancestro directo de nuestra especie.
La galería es una cavidad en la que también vivieron grupos de Homo heidelbergensis por la misma época, y en otros momentos se usó como trampa natural para presas que eran conducidas allí para que cayeran en ella.
La sima del elefante es una cueva de 15 metros de profundidad en la que se han encontrado igualmente varios momentos de habitación del paleolítico además de restos fósiles de una especie humana no identificada que, si las dataciones son correctas, la habitó hace un millón y medio de años, por lo que sería la más antigua ocupación en cueva conocida del continente europeo.
La sima de los huesos es un pozo de 12 metros de profundidad que conduce a una rampa y una sala de unos 15 metros cuadrados y que se considera el más rico yacimiento de fósiles humanos del mundo, los más antiguos de un millón de años, debido a que se utilizaba como cementerio, es decir, que los muertos eran depositados a propósito en ella, dando cuenta de los más antiguos ritos funerarios que conocemos hasta hoy. Desde que se empezó a excavar en 1983 ha aportado decenas de fósiles de Homo heidelbergensis, los más importantes de los cuales se rescataron en 1992, como el llamado “Miguelón”, que es el cráneo más completo de esta especie que hay en el mundo.
La cueva mayor es un yacimiento arqueológico conocido desde principios del siglo XX en el cual hay artefactos de distintas épocas, desde el neolítico hasta la Edad del Bronce, y que contiene dos yacimientos en sí, el portalón, que es la entrada de la cueva y la galería del sílex, un espacio en cuyas paredes se han encontrado más de 400 motivos pintados o grabados, principalmente formas geométricas y algunas representaciones humanas y animales.
La cueva del mirador por su parte da testimonio de la vida de los humanos en esa misma época, aportando datos sobre la vida de los primeros pueblos ganaderos y agricultores que ocuparon la sierra hace 7 mil años.
Además de los yacimientos en cuevas, hay tres más que están al aire libre: el valle de las orquídeas, con restos que pertenecen al paleolítico, hundidero, con vestigios de asentamientos del paleolítico superior y Hotel California, curioso nombre de un yacimiento con materiales del paleolítico inferior y medio.
Finalmente, un último yacimiento, la galería de las estatuas, los responsables del proyecto esperan encontrar restos de Homo neanderthalensis, el único homínido del que aún no se han hallado fósiles en Atapuerca, y que ayudarían a determinar finalmente cuál es el lugar del Homo antecessor en el linaje humano, tema que sigue estando a debate.
En su conjunto, Atapuerca es uno de los espacios privilegiados del mundo para el conocimiento de la evolución de nuestra especie. Y sin embargo, es posible que tenga aún mucho qué revelarnos. Distintas prospecciones realizadas por los equipos que año con año hacen campaña en algunos de los yacimientos de la zona indican la presencia de muchos asentamientos, algunos de los cuales parecen guardar la promesa de una gran relevancia arqueológica y paleantropológica.
Visitar AtapuercaEs posible para cualquier persona visitar algunos de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, principalmente los que se hallan a lo largo de la Trinchera del Ferrocarril. Esta visita se complementa con el Museo de la Evolución Humana en el centro de Burgos y el recorrido por el parque arqueológico, donde el visitante puede practicar algo de arqueología experimental para concer algunos aspectos de la vida de los ancestros de la humanidad. |