Artículos sobre ciencia y tecnología de Mauricio-José Schwarz publicados originalmente en El Correo y otros diarios del Grupo Vocento

Europa en el espacio en 2009

La Agencia Espacial Europea, el mayor esfuerzo cooperativo para la exploración del espacio enfrenta uno de sus años más activos y apasionantes.

Ante la carrera espacial emprendida por la Unión Soviética y los Estados Unidos como parte de la propaganda de la Guerra Fría, Europa se encontró ante el problema de no contar con los recursos, tanto económicos como humanos, para competir con las dos superpotencias, al tiempo que tenía la necesidad de no quedarse atrás en la exploración del espacio.

Después de que la URSS sorprendiera al mundo el 4 de octubre de 1957 con el lanzamiento del Sputnik, dos científicos europeos, los físicos Edoardo Amaldi, italiano, y Pierre Victor Auger, francés, decidieron convocar a científicos de ocho países para proponer la creación de una organización espacial de Europa Occidental para aprovechar los beneficios que claramente se derivarían del conocimiento del espacio. Las reuniones comenzaron en 1961 y en 1964 se fundaron oficialmente la ELDO, con la misión de desarrollar un sistema de lanzamiento, y la ESRO, organización europea de investigación espacial. Estas dos organizaciones se fusionaron en 1975 en la Agencia Espacial Europea, o ESA por sus siglas en inglés, que hoy cuenta con una flotilla de vehículos de lanzamiento utilizados para poner en órbita satélites y ha participado en la investigación del espacio y en la construcción de la Estación Espacial Internacional.

En este proyecto, que en muchas formas es el esfuerzo internacional más importante de la historia, donde se unen numerosos países, la ESA ha participado con 12 de sus 17 países miembros, contribuyendo con el módulo de laboratorio científico Columbus y el módulo de observatorio Cupola. Además, en 2008 puso en operación su vehículo de transferencia automatizado (ATV) “Jules Verne”, el transporte automático para reabastecer la Estación Espacial Internacional.

En 2009, los proyectos de la ESA son extremadamente ambiciosos.

Éste será el año en que se lance por primera vez el cohete Vega, destionado a poner en órbita cargas mucho más pequeñas que el Ariane 5 (de 1.5 toneladas métricas a una órbita de 700 km de altura). Las cargas pequeñas han tenido problemas para encontrar medios adecuados para colocarse en órbita, sobre todo cuando más países y universidades de todo el mundo están esforzándose por tener en órbita experimentos en espacios limitados y de pesos muy bajos para optimizar sus recursos. Vega es parte de la política que ha establecido Europa para tener “acceso garantizado” al espacio.

Igualmente, en el primer semestre del año se lanzará el observatorio espacial Herschel de la ESA, un gigantesco telescopio cuya observación en las bandas infrarroja y submilimétrica le permitirán ver a través del polvo que oculta las fases iniciales de la formación estelar y planetaria. Su espejo de 3.5 metros de diámetro es mayor que el del telescopio Hubble. Su objetivo es el estudio de la formación de galaxias en los inicios del universo y su evolución, la formación de estrellas y la composición química de las atmósferas y superficies de los cuerpos del Sistema Solar, además de analizar la química molecular de todo el universo.

Junto con el Herschell se lanzará el satélite Planck, un observatorio diseñado para estudiar la radiación cósmica de microondas de fondo, conocida como la “primera luz” del universo, el eco aún perceptible del Big Bang. El Planck estudiará así las diversas hipótesis sobre las primeras etapas del universo y el origen de la estructura que tiene el cosmos en la actualidad.

2009 marcará además una nueva etapa de la colaboración de la ESA con la organización espacial rusa, cuando los cohetes Soyuz empiecen a lanzarse desde el espaciopuerto europeo situado en Kourou, el la Guayana Francesa. La ubicación de este espaciopuerto se debe a que los cohetes lanzados desde puntos cercanos al ecuador reciben un impulso favorable de la rotación terrestre, de modo que los Soyuz lanzados desde Kourou tendrán mayor capacidad de carga que los que se lanzan desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán.

En mayo de 2009, el comandante belga de la ESA Frank de Winne partirá en su segundo viaje a la Estación Espacial Internacional, a la cual voló en 2002 como ingeniero de vuelo. En esta ocasión, viajará en una Soyuz TMA-15 y encabezará la expedición 21 de la Estación Espacial Internacional, de la que será el primer comandante europeo, durante un período de seis meses en el cual tendrá a su cargo una tripulación de cinco personas.

El programa Planeta Viviente de la ESA, que consta de seis misiones ya definidas y está abierto al desarrollo de nuevos proyectos, tiene por objeto la realización de observaciones de la Tierra que nos ayuden a comprender mejor nuestro planeta

El 11 de marzo, de no haber cambios, la ESA lanzará un satélite capaz de analizar el campo gravitacional de la Tierra y determinar con más precisión que nunca la forma exacta de nuestro planeta, el geoide, así como estudiar la velocidad y dirección de la circulación de las corrientes océanicas. Este satélite, denominado GOCE, será el primero de una serie de exploradores de la Tierra que la ESA pondrá en el espacio como parte de su programa Planeta Viviente.

El segundo satélite del programa es la misión Humedad del Suelo y Salinidad Oceánica, SMOS, previsto para el primer semestre del año, que observará la humedad del suelo en las masas terrestres del planeta y la salinidad de los océanos para ayudarnos a entender el ciclo del agua en la tierra y los patrones de circulación oceánica.

En junio se lanzará la misión de Dinámica Atmosférica Aeolus, el primer sistema capaz de realizar la observación del perfil de los vientos en todo el planeta y que proporcionará información fundamental para mejorar la previsión del tiempo. La idea es contar con observaciones que permitan a los científicos crear modelos complejos de nuestro medio ambiente para predecir mejor su comportamiento.

Finalmente, la misión Cryosat-2, que ocupa el lugar de la primera misión Cryosat destruida en su lanzamiento en 2005, tiene por objeto la observación del espesor de las masas de hielo en el mar y en los glaciares montañosos utilizando un altímetro de radar, algo de gran importancia para evaluar los efectos reales del cambio climático.

Los vuelos humanos


El éxito del ATV ha motivado que los países miembros de la ESA pongan en marcha los estudios para diseñar con base en el ATV una nave espacial logística capaz de llevar tripulantes a la Estación Espacial Internacional y traerlos de vuelta en lo que se conocería como el vehículo de reentrada avanzado (ARV). Este proyecto, así como el aún incipiente sueño de una misión europea tripulada a Marte, conforman los posibles pasos de los viajes espaciales tripulados de la agencia europea.